La carga simbólica de la visita de Joe Biden a Ucrania y Polonia en vísperas del primer aniversario de la invasión rusa se traduce en medidas concretas al llegar la efeméride. Estados Unidos ha anunciado este viernes 24 de febrero nuevas medidas en una doble dirección: por una parte, más apoyo económico y militar a Ucrania para resistir; por otra, más castigos económicos a Rusia por su agresión, con sanciones, controles a la exportación y aranceles.
Las sanciones llegan en coordinación con el G-7. Los líderes de los países democráticos más industrializados del mundo se han reunido este viernes por teleconferencia con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Han aprobado crear un mecanismo de coordinación que se asegure de que las sanciones a Rusia se aplican eficazmente y que Estados Unidos presidirá el primer año. Los activos soberanos de Rusia en los países del G-7 y sus aliados seguirán inmovilizados y se aprobarán nuevas medidas de presión económica contra los sectores de la energía, de materias primas, financiero y de defensa e industrial de Rusia.
Antes incluso de la reunión del G-7, Estados Unidos ha anunciado las nuevas sanciones a más de 200 personas y entidades, tanto rusas como de terceros países de Europa, Asia y Oriente Próximo, que apoyan los esfuerzos bélicos de Rusia.
“Como parte de este anuncio, sancionaremos a una docena de instituciones financieras rusas, en consonancia con aliados y socios, así como a funcionarios rusos y autoridades delegadas que operan ilegítimamente en Ucrania. Sancionaremos a otros actores vinculados a la industria rusa de defensa y tecnología, incluidos los responsables de reabastecer las existencias rusas de artículos sancionados o de permitir la evasión de las sanciones rusas”, ha explicado la Casa Blanca a primera hora del viernes. Estados Unidos también está ampliando su autoridad sancionadora al sector metalúrgico y minero de Rusia.