ing y el Barcelona cambió de terció, más equipo que individualidades, otra vez con San Dídac sacando manos y pies a destajo, victoria al fin y al cabo.
Tampoco fue un duelo sencillo para el Mallorca Palma Futsal, que siempre fue a remolque y a rebufo frente a un Benfica que se imponía desde la posesión, con el balón en los pies y las ocasiones por bandera. Un fútbol que no encontraba réplica en el conjunto de Antonio Vadillo, que movía las piezas y se desgañitaba en la banda, preocupado con razón. Sobre todo porque llegó el 1-3 y porque expulsaron a Ernesto; porque también se firmó el 2-4 portugués cuando apenas quedaban tres minutos para que acabara el encuentro. Parecía todo perdido. Sólo lo parecía.
Primero Marcelo y luego Gordillo hicieron diana para llevar el envite a la prórroga, para defender su laurel europeo. No hubo más goles y el partido se citó en la ronda de los penaltis, donde el Palma se impuso (4-3) para sentenciar un encuentro de lo más sufrido, también para explicar que su título en el curso anterior no fue, ni de lejos, de casualidad. Ahora se batirá con el Barcelona en la final, la crème de la crème.
