El presidente ruso, Vladimir Putin, denunció el jueves un ataque “terrorista” cometido por “saboteadores” infiltrados desde Ucrania, que negó cualquier implicación y atribuyó el incidente a una “provocación” orquestada por Moscú.
Según las autoridades rusas, dos civiles murieron y un niño de 11 años resultó herido por “saboteadores” que abrieron fuego contra un coche en la localidad de Lyubechane, en la región de Briansk, fronteriza con Ucrania.
El comando habría tomado rehenes, según las agencias de prensa rusas Ria Novosti, TASS e Interfax, que citaron a testigos y fuentes de los servicios de seguridad y de rescate.
La presidencia ucraniana calificó las acusaciones como una “provocación deliberada” de Rusia con el objetivo de “asustar a su población para justificar” su ofensiva contra Ucrania.
En Kupiansk, una localidad situada en la línea de frente a unos 50 km de la frontera rusa, las autoridades pidieron la evacuación de los residentes vulnerables ante el temor a un ataque ruso.