Cuatro de cada diez mujeres en Honduras contrajo matrimonio antes de los 18 años, una práctica «invisibilizada» en el país centroamericano, donde el 24 % de las féminas es madre antes de los 19 años, ha indicado el Estado Mundial de la Población 2020, difundido por la ONU.
Estos datos extraídos del informe ‘Contra mi voluntad. Desafiar las prácticas que perjudican a las mujeres y niñas e impiden la igualdad’, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), reflejan que las «normas, actitudes, comportamientos y relaciones sociales» impiden que las adolescentes puedan «vivir libres» de las uniones tempranas.
Esas cifras develan que el matrimonio infantil es «un fenómeno que afecta desproporcionadamente a las mujeres y es, por lo tanto, una manifestación de relaciones desiguales de género», destaca el informe.
La representante del Unfpa en Honduras, Cecilia Maurente, ha dicho que la unión temprana constituye «una violación de los derechos humanos» de las mujeres, por lo que es necesario «dar voz» a millones de niñas y adolescentes afectadas por al menos 19 problemáticas, como el incesto, los castigos corporales o el «planchado» de senos.
«Hoy mismo se estima que 33.000 niñas y adolescentes están siendo casadas, forzadas al matrimonio, y en general con hombres que son muchísimos mayores que ellas», ha enfatizado Maurente, quien ha asegurado que en algunos países, que no ha identificado, hay preferencia por el nacimiento de los hijos varones.
Destaca que el Parlamento de Honduras derogó en 2017 el tercer párrafo del artículo 16 del Código de Familia, que permitía el matrimonio de niñas de 16 años con la autorización de sus padres, por lo que la edad mínima permitida para casarse ahora es 18 años, algo que en la práctica no se cumple.
El informe del Unfpa destaca que una «relación muy estrecha» entre el matrimonio infantil y la unión temprana, con el embarazo adolescente, que afecta más a las mujeres, especialmente las pobres y con bajo nivel educativo, que a los hombres.
El inicio temprano de una vida sexualmente activa, fuertemente vinculada al matrimonio infantil, expone a las niñas y adolescentes a «múltiples riesgos de embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, mortalidad materna e infantil», enfatiza el documento.
El matrimonio infantil y la unión forzada es una «forma de violencia basada en género que conlleva violencia física, psicológica y sexual, que incide para que las adolescentes no puedan desarrollar proyectos de vida autónomos y las limita en el ejercicio de ciudadanía, la autonomía sobre su cuerpo y la toma de decisiones, incluyendo el acceso a servicios de protección y de salud sexual y reproductiva», señala el Fondo de Población de la ONU.
Marco Carías, representante auxiliar del Unfpa en Honduras, asegura que esta práctica nociva en la zona rural del país centroamericano «está muy normalizada», ya que las familias «no lo ven como una situación de violación de derechos ni que afecta el normal desarrollo» de las menores, sino como «algo normal» en las comunidades.