La primera nave espacial que captó terremotos en otro planeta y desveló su estructura interior ha sido dada por muerta tras dos intentos fallidos de comunicación. La última vez que la agencia espacial estadounidense (NASA) consiguió conectar con esta nave del tamaño de una furgoneta situada cerca del ecuador de Marte fue el día 15. Los responsables de la misión eran conscientes de que iban a perder el contacto con la nave, pues desde hacía meses sus paneles solares se habían llenado de finísimo polvo marciano que habían dejado sus baterías sin energía.
A lo largo de este año, los ingenieros de la misión habían intentado maniobras desesperadas para salvar la nave. Sacudieron los paneles e incluso usaron el brazo robótico para arrojar arena sobre ellos con la esperanza de limpiarlos, pero nada ha funcionado.
InSight llevaba a bordo el primer sismómetro instalado en otro planeta y con él hizo un descubrimiento histórico: que Marte no es un planeta muerto desde el punto de vista geológico. Sus entrañas se mueven, como atestiguan los 1.319 maremotos que ha captado desde que aterrizó en el planeta rojo en mayo de 2018.