Sin votación formal, al no existir un candidato que le hiciera frente, Gianni Infantino ha sido reelegido este jueves presidente de la FIFA hasta 2027 por aclamación, tal y como establece el reglamento. La nueva coronación del dirigente suizo en el congreso celebrado en Kigali (Ruanda) supone el respaldo a una gestión económica y de gobernanza eficiente, pero también muy cuestionada por la comunidad internacional y algunas federaciones debido a los conflictos que desató el Mundial de Qatar antes, durante y después de su celebración. Sin ir más lejos, Alemania anunció el martes que no apoyaría la reelección de Infantino por no haber recibido aún explicaciones sobre quién y cómo tomó la decisión de prohibir durante la Copa del Mundo lucir brazaletes a los jugadores en defensa de los derechos LGTBI. A su vez, la presidenta de la asociación noruega, Lise Klaveness, logró que se incluyera entre los puntos del día del congreso un debate para reclamar que se indemnice a las familias de los obreros muertos en la construcción de los estadios de Qatar y para aquellos que sufrieron estafas en su salario o tasas de contratación ilegales. En esa misma línea, Amnistía Internacional le reclama a la FIFA el uso del fondo del Legado de Mundial de Qatar para reparar los daños causados. La FIFA, a través del responsable de la subcomisión de Derechos Humanos, Michael Llamas, se comprometió a llevar a cabo una evaluación del impacto de la cita catarí en los derechos humanos y de futuras competiciones.
La relación entre el fútbol y el respeto a los derechos humanos se ha convertido en el gran caballo de batalla de la FIFA e Infantino no es ajeno a la presión exterior al respecto. El último caso es el intento de incluir a Arabia Saudí como patrocinador oficial del próximo Mundial de Fútbol femenino que se celebrará este verano en Australia y Nueva Zelanda. Con el lema “Visita Arabia” de fondo, las partes negociaban un contrato millonario que ha quedado paralizado ante las quejas del gobierno australiano y neozelandés. La FIFA nunca hizo oficial un acuerdo que casi con toda seguridad no se rubricará porque ligar la Copa del Mundo femenina a un país en el que los derechos de las mujeres se vulneran no es lo más adecuado. “La Copa Mundial debe ser una celebración del fútbol femenino, del progreso y de la igualdad. Un festival para todas y todos que no debe quedar manchado por otro tema”, deslizó Infantino.