Joan Laporta se mantiene firme en su hoja de ruta: el Barcelona no ha comprado árbitros y el club es víctima de una campaña de desprestigio. Sin embargo, el presidente de la entidad azulgrana continúa sin dar detalles del ‘caso Negreira’. “Haremos una rueda de prensa para hablar del tema”, subrayó el máximo directivo azulgrana en un acto organizado por el Grupo Godó en el Círculo Ecuestre en Barcelona. Pero mientras las explicaciones del Barça se dilatan, la Fiscalía, según ha informado esta tarde EL PAÍS, acusará al club azulgrana de corrupción continuada en los negocios, un delito que entró en vigor con la reforma penal de 2010 y que incluye el fraude en el ámbito deportivo, por el pago de casi siete millones a José María Enríquez Negreira, exvicepresidente del CTA (Comité Técnico de Árbitros), entre 2001 y 2018, a través de su empresa Dasnil.
“El Barça no se ha dedicado a comprar árbitros. El Barça no saldrá perjudicado. No conozco al vicepresidente del CTA”, aseguró Laporta. E insistió: “Que quedé claro que el Barça nunca ha comprado árbitros, ni que ha tenido la intención de comprar árbitros. Rotundamente nunca”. La Fiscalía apunta al dinero que Negreira retiraba, en efectivo, de entidades bancarias. El destino final de ese dinero, sin embargo, se desconoce.
La relación entre la empresa Dasnil comenzó durante la etapa de Gaspart (2000-2003) y se prolongó el primer mandato de Laporta (2003-2010) y las presidencias de Sandro Rosell (2010-2015) y Josep Maria Bartomeu (2015-2021). El fin de la relación provocó las protestas de Negreira, que amenazó con cargar contra “todos los presidentes” del Barça. La investigación de la fiscalía, sin embargo, entiende que hay indicios de un delito de corrupción en los negocios cometido por el pago de casi siete millones a Negreira durante el tiempo en que este era vicepresidente del CTA. Y, aunque este comité no elige los árbitros de los partidos, sí tiene potestad para decidir sobre los ascensos y descensos de los árbitros. El Barça, además, pagó otras cantidades al hijo del exárbitro, Javier Enríquez, por informes arbitrales de los que sí hay constancia documental. Los pagos se hacían a través de una empresa del exdirectivo del club Josep Contreras (ya fallecido) que a cambio percibía comisiones de hasta el 50% de lo pagado al coach deportivo.
