Estudios indican que la principal causa de ceguera en países industrializados es la degeneración de los fotorreceptores, incluida la degeneración macular relacionada con la edad y la retinitis pigmentosa.
Científicos han logrado desarrollar una nueva técnica que podría desembocar en una terapia genética para restablecer la sensibilidad a la luz en la retina degradada, sin afectar negativamente a la visión restante.
Estos científicos se inspiraron en especies animales, como los murciélagos y las serpientes, que pueden localizar la luz del infrarrojo cercano emitida por los cuerpos de sus presas.
Para equipar los fotorreceptores de la retina con una sensibilidad cercana al infrarrojo, los investigadores idearon un sistema de tres componentes. El primer componente contiene ADN modificado que asegura que el gen que codifica para el canal sensible al calor se expresa tan solo en los fotorreceptores. El segundo componente es una nanovarilla de oro, una partícula de tamaño nanométrico que absorbe eficientemente la luz del infrarrojo cercano. El tercer componente es un anticuerpo que asegura una fuerte unión entre el canal sensible al calor expresado en los fotorreceptores y las nanovarillas de oro que capturan localmente la luz del infrarrojo cercano y liberan localmente el calor.
«Creemos que la estimulación en el infrarrojo cercano es un paso importante para proporcionar una visión útil a los pacientes ciegos, de manera que puedan recuperar su capacidad de leer o ver rostros», manifiesta Hillier.