La crisis venezolana vuelve a ser una prioridad para la comunidad internacional un año después de que Nicolás Maduro suspendiera su participación en la mesa de negociación de México. Los presidentes de Francia, Colombia, Argentina y Noruega se reunieron este viernes en París con Jorge Rodríguez, hombre de máxima confianza de Maduro, y con el opositor Gerardo Blyde para que las partes vuelvan a sentarse a dialogar y concreten una fecha para unas elecciones presidenciales que deberían celebrarse antes de 2024 sobre la mesa está la posibilidad de mayo de ese año, según fuentes conocedoras de la negociación. La idea es que se organicen unos comicios verificables, supervisados por instituciones neutrales, en los que los opositores al chavismo tengan posibilidades reales de llegar al poder.
La situación venezolana parecía encallada, sin visos de resolución. Sin embargo, los acontecimientos se han acelerado en los últimos meses. La invasión de Ucrania ha llevado a Estados Unidos a acercarse a Maduro para buscar alternativas energéticas a Rusia. La victoria en Colombia de Gustavo Petro le ha proporcionado a Venezuela un socio de buena voluntad que quiere encontrar una solución pactada a la crisis. La vía de aislar a Maduro que empujó Washington con el nombramiento hace tres años de un presidente alternativo como Juan Guaidó ha sido un fracaso, no ha dado resultados. La llegada de nuevos gobiernos progresistas a la región, como el de Gabriel Boric en Chile y la inminente incorporación de Lula da Silva también ha abierto nuevos canales de conexión. Además, esta semana Macron urgió a Maduro a actuar. Era un eufemismo para decirle que fije esa fecha electoral y permita unas elecciones limpias.
