Ingenieros británicos han logrado que un robot imite la sensibilidad humana y aprenda a reaccionar ante el dolor; Ingenieros de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido, han desarrollado una piel artificial para que los robots inteligentes puedan sentir dolor. Dicho dispositivo se piensa implementar en una nueva generación de máquinas que aprendan tareas en base a estímulos externos.
Los investigadores británicos aseguran que la dificultad para crear máquinas con un tacto con una sensibilidad similar a la de los humanos está en la velocidad en que se procesan los datos. Si bien los sensores pueden captar una gran cantidad de información, una computadora tarda en procesarla y emitir una orden.
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Por esa razón, para crear la e-skin se inspiraron en cómo funciona el sistema nervioso periférico humano, que, cuando hay un estímulo en la piel, se concentra únicamente en el punto de contacto. De ese modo, se reducen los datos sensoriales que se deben transmitir al cerebro y la respuesta es casi inmediata para que el cuerpo reaccione de forma adecuada.
En ese sentido, la información pasa a través de un circuito compuesto por 168 receptores que está ubicado en la superficie del robot y que imita la forma en que funcionan las neuronas sensoriales del cuerpo. “Cuando se toca el sensor, registra un cambio en su resistencia eléctrica: un pequeño cambio corresponde a un toque ligero y un toque más fuerte crea un cambio mayor en la resistencia”, indica el comunicado de la Universidad de Glasgow.