Ni inmunidad ni impunidad. Las tres juezas del Tribunal de Apelaciones de Washington han fallado de forma unánime en una contundente sentencia que Donald Trump no es inmune legalmente por los actos cometidos durante su presidencia. Rechazan así un recurso del expresidente contra una decisión en el mismo sentido de la jueza federal Tanya Chutkan. El expresidente está imputado en el caso penal de Washington por cuatro delitos por sus intentos de alterar los resultados de las elecciones de 2020, que perdió contra Joe Biden, unos actos que desembocaron en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. El expresidente ha decidido recurrir, aunque no está claro si lo hará ante el pleno del Tribunal de Apelaciones o directamente ante el Supremo, que tendrá la última palabra.
“A efectos de este caso penal, el expresidente Trump se ha convertido en el ciudadano Trump, con todas las defensas de cualquier otro acusado penal. Pero cualquier inmunidad ejecutiva que pudiera haberle protegido mientras ejercía como presidente ya no le protege contra esta acusación”, dice la sentencia de 57 páginas en su introducción. “Sería una paradoja sorprendente que el presidente, que tiene el deber constitucional último de velar por el fiel cumplimiento de las leyes, fuera el único cargo capaz de desafiarlas impunemente”, desarrollan las juezas en los fundamentos de la decisión. “No podemos aceptar que el cargo de la presidencia sitúe a sus antiguos ocupantes por encima de la ley para siempre”, dice en otra de sus frases.
En la vista ante el Tribunal de Apelaciones, a la que voluntariamente asistió Trump, su abogado llegó a defender que, a menos que el propio Congreso le condenase, el presidente debía gozar de inmunidad ante los tribunales para toda clase de delitos cometidos durante el ejercicio de su cargo. Incluso, si ordenaba a un comando especial asesinar a un rival político.
Las juezas sostienen que los supuestos esfuerzos del expresidente Trump por permanecer en el poder a pesar de perder las elecciones de 2020 fueron, si se demuestran, un asalto sin precedentes a la estructura de gobierno estadounidense. “No podemos aceptar la afirmación del expresidente Trump de que un presidente tiene autoridad ilimitada para cometer delitos que neutralizarían el control más fundamental del poder ejecutivo: el reconocimiento y la aplicación de los resultados electorales. Tampoco podemos sancionar su aparente afirmación de que el Ejecutivo tiene carta blanca para violar los derechos de los ciudadanos individuales a votar y a que sus votos cuenten”, indica el fallo.
Hay un relativo consenso jurídico sobre una amplia inmunidad de los presidentes en ejercicio para ser imputados, pero Trump planteó la inmunidad de los expresidentes por acciones relacionadas con el ejercicio de su cargo, a menos que primero hayan sido sometidos a un proceso político (impeachment) y condenados. Trump fue absuelto por el Senado de incitar a la insurrección del 6 de enero de 2021 y sus abogados consideran que se le está acusando dos veces por los mismos hechos. Las juezas rechazan ese argumento señalando que las acusaciones son por distintos cargos y de distinta naturaleza, una política y otra penal. Nunca hasta Trump un expresidente había sido imputado, así que no hay precedentes judiciales al respecto.
La sentencia también rebate el argumento de Trump de que la falta de inmunidad penal someterá a los futuros presidentes a enjuiciamientos por motivos políticos tan pronto como dejen el cargo. Aunque Trump ha prometido una presidencia de venganza si vuelve a la Casa Blanca, las juezas recuerdan que los fiscales “tienen obligaciones éticas de no iniciar procesamientos infundados”. Además, recuerdan que existen salvaguardas adicionales para evitar acusaciones falsas, incluido el derecho a ser imputado por un gran jurado tras la constatación de indicios racionales de criminalidad.
